domingo, 8 de noviembre de 2009

Iron Maiden - The Number of the Beast



El 29 de Marzo de 1982 (casi acabando lo que se dio en llamar la NWOBHM) se editó uno de los mejores discos de la historia del Heavy Metal.
The Number of the Beast es sin duda alguna, el mejor disco de los británicos Iron Maiden.
Producido por Martin Birch, el álbum cuenta con ocho temazos y es el disco de Maiden con mayor número de clásicos de la banda.
Cuando justo antes de comenzar la grabación del disco, Steve Harris y compañía deciden echar de la banda a Paul Di'Anno, para sustituirlo por el por aquel entonces desconocido Bruce Dickinson, no hicieron mas que acertar de pleno.
La adicción a las drogas y al alcohol de Di'Anno (en la gira que Maiden hacían por Japón, quedó patente los graves problemas del vocalista, ya que había veces que ni si quiera podía acabar los shows) dieron al traste con su carrera en la doncella y casi casi a toda su trayectoria posterior.
Con Bruce Dickinson en la banda, Maiden entran en los estudios Battery, para grabar esta autentica joya. Un disco donde Maiden dan un salto de calidad brutal, dando un giro de 180º a lo que hasta la fecha habían editado.
Como suele pasar con la gran mayoría de bandas el tercer disco suele ser el que marca la trayectoria del grupo en el futuro y este The Number of the Beast no hace, si no, confirmarlo.
Tras dos buenos primeros discos, en este, Maiden se deshace por completo de cualquier sonido mas punky, que si tenían sus dos primeras grabaciones (ayudados mucho por la voz y la manera de cantar de Di'Anno).
Los temas pasan a ser mas elaborados, mas directos, mas potentes y con mas variedad de ritmos, en definitiva mucho mas pesados (mas heavys, vamos).
Abre Invaders, un tema muy directo, perfecto para abrir un álbum. En poco mas de tres minutos, Maiden desgrana una canción rápida y directa con el marcado bajo de Harris en primer plano y un trabajo en la batería excelente del magnifico Clive Burr (abandonó la banda después de la grabación del disco por problemas personales y años mas tarde se le diagnosticó esclerosis múltiple. Debido al coste del tratamiento Clive quedó practicamente arruinado. Sus antiguos compañeros, en un acto que les honra, crearon una fundación con su nombre y le dedicaron una serie de conciertos benéficos), todo ello aderezado por un buen solo hacen de esta, una canción magnifica.
Children of the damned, es uno de los mejores temas del álbum. Comienza pausada y no para de crecer. Cuenta con un magnifico riff en el estribillo y un solo brillante. En este tema notamos la gran diferencia de vocalista entre Bruce y Di'Anno. Dickinson ofrece una serie de registros formidables a lo largo de todo el tema.
The Prisoner (tema inspirado en una serie de television muy popular de los 70), es un tema de seis minutos, muy elaborado, veloz y tiene uno de los mejores solos del álbum. De nuevo escuchamos el bajo de Harris, con su característico sonido metálico, marcando toda la canción.
El siguiente tema es una de mis debilidades, 22 Acacia Avenue. Un tema de mas de seis minutos, perfectamente estructurado y con un Dickinson sublime. El estribillo es sencillamente mágico. Cambios de riff durante todo el tema, que se funden entre si de manera perfecta. Clive Burr demuestra sus buenas maneras a la batería, con un abanico de cambios notable.
El tema que da titulo al álbum, The Number of the beast, es seguramente el tema mas potente del álbum. Una canción muy directa y con un estribillo "megacoreado" en los directos de la banda. Cuenta con un gran solo y es en definitiva uno de los grandes clásicos de Maiden.
Run to the Hills, otro de los grandes clásicos de la banda. Un tema que te da buen rollo, suena muy "positivo". Su gran fuerza la encontramos en su estribillo. Quien no a coreado eso de Runnnnn to the hillsssssss alguna vez.
El siguiente tema es Gangland, una canción que ha quedado casi siempre relegada por la banda (no las pueden tocar todas, claro). Es una canción en la onda Invaders, corto, directo y veloz. De las ocho canciones es quizás la que menos llega. Pero es un buen tema.
Dicen que lo mejor se hace esperar, pues bien, aquí se cumple a la perfección. Maiden dejan para el final, la que para mi, es la mejor canción que la doncella han grabado (y grabaran) nunca.
Hallowed be thy name. Siete minutos de canción alucinantes. Desde la primera nota adviertes que vas a escuchar algo bueno. El tema va subiendo, gracias a un Dickinson genial, que rompe con un grito (que te eriza el bello) la introducción de la canción, para adentrarnos en las tinieblas. La variedad de riffs es soberbia, cambios magníficos que alimentan a la bestia.
A los cuatro minutos de canción, rompen el tema con un bajón soberbio, para luego acelerar e introducir un solo acojonante al cual le sigue una "mini-parte" instrumental de órdago. Es totalmente imposible escuchar este trozo sin mover la cabeza, los brazos o lo que sea.
Y cuando piensas, que mas puede pasar, pues llega Mr. Dickinson gritando a pleno pulmón el titulo del tema y ya es la locura. Siete minutos que parecen tres. Bestial. La batería en este tema se sale. Clive no para quieto, los cambios son constantes y perfectos y el sonido es magnifico. El crash de los platos se te clava en el cerebro, que es un gusto oiga.
El disco suena muy bien, compacto y sencillo. Buen trabajo de Martin Birch.
The Number of the Beast es uno de los mejores discos de la historia de este rollo. Un disco imprescindible en cualquier discoteca de metal que se precie.


Santificado sea tú nombre. ¡¡¡Up the Irons!!!

10




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