sábado, 29 de junio de 2013

Black Sabbath - 13



Corría el año 1995 cuando Black Sabbath editaba "Forbidden". Un álbum que poco, o nada, tenia que ver con Black Sabbath. Tan solo Tony Iommi seguía aguantando y arrastrando el pesado nombre de la banda. Junto a él, Tony Martin en la voz, Neil Murray al bajo y el desaparecido Cozy Powell (R.I.P. 1998) en la batería, intentaban por enésima vez resucitar algo que llevaba muerto mucho tiempo. Quien iba a decir que aquel álbum seria el último trabajo de estudio de Black Sabbath hasta la fecha. Han pasado, como si nada, 18 años.

Como viene siendo habitual, las viejas o clásicas formaciones se vuelven a reunir para intentar revivir tiempos mejores. Black Sabbath no iban a ser menos y Tony Iommi, Geezer Butler y Ozzy Osbourne están de vuelta con lo que supone el décimo noveno álbum de la banda de Birmingham. Sin contar el álbum grabado con Ronnie James Dio, bajo el nombre Heaven & Hell; The Devil You Know (2009). Este trabajo se puede considerar como un álbum de Sabbath, pero debido a problemas legales con el uso del nombre, el disco salió como Heaven & Hell.

Han pasado 35 años desde el último trabajo juntos de esta formación (Never Say Die! 1978). Y la verdad es que este nuevo álbum podría haber sido editado en los 70. Exceptuando, obviamente la producción, y con la distancia que suponen tantos años de diferencia, a nivel compositivo, los temas transportan hacia aquellos 70 y aquellos primeros trabajos de la banda.
Todos los temas se mueven dentro del universo "Sabbath" setentero. Temas extensos que se desarrollan pausadamente. Riffs y melodías típicamente Sabbath, oscuras y densas. El bajo de Geezer Butler marcando y dando cuerpo a cada tema con precisión. Y la voz de Ozzy aportando ese punto de suspense e histrionismo tan típico.
Ozzy sigue manteniendo su característico timbre de voz aunque obviamente cantando mucho mas pausado, por momentos casi masticando las palabras. Y obviamente ha perdido agudeza en su voz, por lo que se mueve en unos tonos medios durante todo el álbum.

Como primer single se ha extraído el tema God Is Dead? Posiblemente el mejor corte del álbum. Un tema extenso, pausado y con buenas melodías.
En Damaged Soul salen a relucir las influencias de Tony Iommy por Jimmy Hendrix, en un tema muy setentero, con Harmonica incluida tocada por Ozzy.
El riff inicial de Loner nos introduce en un tema clásico de la banda. Un riff que apesta a Sabbath y que nos retrotrae años atrás, dando vida a un tema machacón y enérgico.
Otro tema enérgico y otro riff marca de la casa lo encontramos en Live Forever.
End of the Beginning es el tema que abre el álbum. Un tema extenso y que por momentos recuerda al tema Black Sabbath, y que debería servir para mostrar a las nuevas generaciones de donde nació el Doom.
El acústico Zeitgeist se muestra como una especie de tributo a aquel fantástico Planet Caravan incluido en Paranoid (1970). Un tema relajado y agradable con un puntito de psicodelia, muy bien ambientado, con un excelente trabajo en las guitarras y la percusión.
Decir que la batería corre a cargo de Brad Wilk (Rage Against the Machine, Audioslave).

La edición Deluxe del álbum trae consigo tres temas extras que son: Methademic, Peace of Mind y Pariah. Que la verdad es que no aportan mas que aumentar la duración del álbum.
Y la edición del álbum en Spotify cuenta ademas con el tema Dirty Women, grabado en directo en Melbourne, Australia y con el batería Tommy Clufetos.

La cosa va de años; teniendo en cuenta los que hace que esta formación no grababan material nuevo, teniendo en cuenta los que hace que Black Sabbath no entraban en estudio y teniendo en cuentas sus propias edades; no diría que este 13, sea un trabajo extraordinario, pero si, después de multiples discos y cambios de formación que hicieron ir a Black Sabbath a la deriva y sin rumbo fijo, recuperan aquella esencia que les hizo grandes y de la cual aun viven. Este álbum podría formar parte de aquellos discos, que en la década de los setenta encumbraron a una banda marcada por la historia. Junto a Deep Purple y Led Zeppelin, Black Sabbath forman el máximo exponente de lo que hoy llamamos Heavy Metal.




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