Iron Maiden - The Final Frontier

Hablar sobre Iron Maiden es hacerlo, sin duda alguna, de la banda mas importante de la historia, en lo que a Heavy metal se refiere. Los ingleses han sabido labrarse una carrera llena de éxitos y son, en un mundo donde se comercializa absolutamente todo, una marca segura.

Es posible que no sean la banda favorita de mucha gente (sus fans se cuentan a millones), pero seguro que hay varias de sus canciones que si lo son. Este tipo de bandas, con tantos años a sus espaldas, son autenticas fábricas de hacer dinero. Su funcionamiento es el de una empresa, con montones de personas trabajando para el buen funcionamiento y la buena salud de dicha empresa. Todo lo que hacen o dicen esta pensado al milímetro.

Como toda empresa, cada equis hay que ofrecer un nuevo producto y esto para este tipo de bandas puede convertirse, a estas alturas, en algo complicado.

Si hay algo que diferencia el negocio musical del resto es que aquí lo que se vende es algo que afecta a los sentidos. Por mucho esfuerzo, trabajo, ganas o empeño que pongas no hay garantías. No hay estudios de mercado que garanticen que el producto va a funcionar. Esta claro que te puedes apuntar a modas o simplemente seguir ofreciendo el mismo producto una y otra vez (el mismo perro con distinto collar). En la música hay varios factores, condicionantes que no se pueden controlar y que repercuten claramente en el resultado del producto.

Desde mayo de 1992, Iron Maiden no ofrece un trabajo realmente de calidad. De la calidad que se presupone que tiene una banda de tal calibre. Pues han pasado mas de 18 años desde aquel Fear of the Dark y tras idas y venidas y varios discos del montón, Maiden nos ofrece su nuevo trabajo titulado The Final Frontier.

Un trabajo que todo lo que consiga, lo hará por ese logotipo impreso en la portada y que es reconocible en prácticamente todo el planeta, no por la calidad de su interior.

Con este disco queda patente que Maiden, musicalmente, vive en otro mundo, su mundo. Se emperran en hacer unos temas largos y cansinos que no ofrecen absolutamente nada nuevo ni por equivocación. Las melodías son las mismas de hace 25 años, con el agravante de que están mas vistas que el tebeo. Los temas están llenos de vulgaridad y de falta de chispa. A la banda le falta fuerza, ganas. Parecen dormidos, embelesados por su propia música, como hipnotizados.

Difícil se hace destacar algún tema. The Alchemist, el único tema que no llega a los 5 minutos y que lleva un tempo mas rápido y con un estribillo resultón que salva el tema. The Talisman es un tema de 9 minutos, con un intro lento y pausado con aire medieval que desemboca en un tema típico de Maiden. Con un estribillo y unas melodías aceptables aunque no aportan nada, nada nuevo. Poco mas se salva de este álbum. Todos los demás temas son insulsos a mas no poder, tediosos, repetitivos y faltos de creatividad por todos los lados. Las lineas de bajo se repiten mas que el ajo. El señor Nicko McBrain podría tocar estos temas dormido, pues son los mismos acompañamientos de siempre, sin aportar nada de nada. La composición de las guitarras (tres, nada mas y nada menos) debió de llevarles largos años de noches sin dormir, dado la complejidad y lo sorprendente de riffs, melodías y solos. El único que se salva un poco de la quema es Bruce, quien a pesar de cantar bastante por debajo de lo que lo hacia, su buen hacer y experiencia le llevan a sobresalir del resto de miembros.

Lo dicho anteriormente, hay bandas que el hecho de entrar a estudio les supone un quebradero de cabeza tremendo. Iron Maiden seguirá llenando estadios (merecidamente), pues tienen un material a sus espaldas expléndido sin fecha de caducidad, el cual pueden seguir explotando.

Una parte positiva es que por lo menos pasaran otros 4 años hasta el siguiente "nuevo" producto de la empresa Iron Maiden.

La doncella de hierro cada vez mas oxidada.

4'5

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